El colon irritable es un cuadro crónico con tendencia a las recaídas.

Se caracteriza por la existencia de dolor abdominal y/o cambios en el ritmo intestinal (diarrea o estreñimiento), pudiendo acompañarse de una sensación de distensión abdominal, sin ninguna causa orgánica que lo justifique.

El diagnóstico del colon irritable se basa en una minuciosa historia clínica. Para completar el diagnóstico de sospecha, se realizan diversas pruebas complementarias que descarten la existencia de patología orgánica, como la colonoscopia.

La dieta y los hábitos alimentarios han adquirido gran relevancia en el manejo dietético del síndrome de colon irritable. La intervención educativa de los profesionales de la Salud sobre estos componentes puede promover el control de la morbilidad, disminuir la carga asistencial y mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Lo ideal es mantener una dieta equilibrada y sin muchas restricciones. Se deben evitar dietas exageradas para impedir el déficit de micronutrientes y desnutrición calórico-proteica. 

Hacer ejercicio físico habitual, 2-3 veces por semana, como caminar 30 a 60 minutos a paso rápido, es fundamental para favorecer la digestión, el tránsito y la salud digestiva. 

Además, el dolor abdominal en muchas ocasiones se puede calmar aplicando calor suave en el abdomen y es recomendable evitar situaciones de estrés emocional o que le pongan nervioso (ya que estas aceleran su tránsito intestinal). 

Suele ser de utilidad la elaboración de una historia dietética: apunte todo lo que come para identificar aquellos alimentos que le causen molestias, diarrea o dolor abdominal, ya que así con el registro diario del consumo de alimentos y aparición de los síntomas ayudará a identificar qué alimentos empeoran la clínica. 

En cuanto a RECOMENDACIONES DIETÉTICAS generales aconsejamos:

ALIMENTOS A EVITAR 

• Alcohol 
• Chocolate 
• Refrescos o bebidas carbonatadas 
• Verduras crudas (cebolla, ajo...) 
• Alimentos ultraprocesados (bollería, charcutería, galletas...) 
• Verduras cocinadas (col, coliflor, brócoli, repollo, espárragos...) 
• Garbanzos y alubias 
• Lácteos de origen animal 
• Fruta cítrica (naranja, limón...) 
• Grasas y alimentos picantes 
• Gluten (en algunas personas se nota mucho su efecto en el intestino). 

ALIMENTOS RECOMENDABLES 

• Huevos 
• Carne sin grasa 
• Pescado 
• Fruta (manzana, pera, plátano, albaricoque, mango, fresa, kiwi, piña, papaya, melocotón...) 
• Cereales (maíz, quinoa, trigo sarraceno...) 
• Arroz (según cada persona) 
• Verduras (zanahorias, calabacín, patata, boniato, calabaza, judías verdes, acelgas...) 
• Legumbres (guisantes, lentejas y soja) 
• Lácteos sin lactosa 
• Pan integral 

Estos alimentos son orientativos. Cada persona percibirá bienestar o malestar al tomarlos, en función del estado de su intestino y condición emocional en ese momento. 

HÁBITOS SALUDABLES 

• Comer despacio y masticar bien 
• Tomar de 1,5 L a 2 L de agua diariamente 
• Evitar comidas copiosas 
• Ejercicio habitual